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Nuevo Paradigma en el manejo del cáncer que abre nuevas perspectivas terapéuticas

Un nuevo estudio internacional liderado por el Dr. Santiago Ramón y Cajal, jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Vall d’Hebrón, de Barcelona, y del grupo de investigación en patología Molecular Traslacional del Instituto Vall d’Hebrón (VHIR) plantea un nuevo enfoque de la biología del cáncer actual para aumentar la eficacia en el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad.

El estudio se ha publicado en BBA Review on Cancer y ha contado con la participación, también, del Centro de Investigación Biomédica en Red del Cáncer (Ciberonc), del Instituto Lady Davis (Montreal, Canadá), del Departamento de Oncología – Patología Science for Life Laboratory (Suecia) y del Instituto de Investigación del Departamento de Oncología de la Unviersidad Alberta (Canadá).

A través de esta investigación se propone enfocar el cáncer como un conjunto de clones que cooperan entre sí y con los factores microambientales, yendo un paso más allá de la teoría genómica vigente, que defiende el cáncer como un clon celular que acumula diversas alteraciones moleculares. Santiago Ramón y Cajal lo denomina “una enfermedad ecomolecular y un consorcio neoplásico”, así explica que “el cáncer funciona como un ecosistema donde la cooperación molecular entre varios tipos de células y el microambiente presenta un consorcio en el que colaboran células tumorales y estromales”. También se identifica que hay una comunicación por factores entre clones tumorales que favorecen su proliferación e invasión y por factores segregados por el estroma que favorecen la formación del tumor.

Este estudio, por lo tanto, abre nuevas perspectivas terapéuticas para frenar el desarrollo de metástastis con la identificación de estos factores de cooperación.

El fracaso de los tratamientos actuales ante este nuevo paradigma

La mayoría de los tratamientos actuales se centran en la inhibición de alteraciones genéticas puntuales detectadas en biopsias diagnósticas. No se consideran las alteraciones que pueden estar activadas en otras áreas de la tumoración ni la progresión de las mismas en las metástasis. De esta forma, llevar a cabo terapias dirigidas a variaciones genéticas detectadas en un muestreo limitado puede provocar la promoción de otras áreas celulares (clones) o la activación de vías que no habían sido identificadas.

Nuevas perspectivas terapéuticas. Avance hacia los tratamientos personalizados

Ramón y Cajal propone dos opciones:

En primer lugar, identificar los factores implicados en la comunicación celular y con las células del microambiente a través de los exosomas, ya que el bloqueo de dicha colaboración podría inhibir el desarrollo de metástasis.

En segundo lugar, y dada la gran heterogeneidad intratumoral y la redundancia de alteraciones moleculares, además de que los diversos circuitos de señalización varían según el tipo celular, hay que abordar el estudio de nuevos inhibidores en función de los circuitos y conexiones bioquímicas intracelulares específicas, mediante modelos basados en la biología de sistemas que integren toda la información disponible.

A través del conocimiento de estas vías interconectadas, se puede detectar qué factores hay que inhibir para que realimente tengan un efecto terapéutico, en el contexto del tumor de cada paciente. Hace falta optimizar cada vía para ver el nodo más efectivo, para tener en cuenta qué se moverá cuando tocamos una pieza y si no se hace por biología de sistemas, es imposible de predecir”, añade Ramón y Cajal. Estas vías se podrán caracterizar a través del mapeo y disección del consorcio a nivel molecular y mediante modelos matemáticos que contengan las alteraciones moleculares descritas en un paciente concreto. En resumen, generando información más específica y eficiente de tipos cancerígenos y dianas.

A través del mapeo y disección del consorcio a nivel molecular, y mediante modelos matemáticos que contengan las alteraciones moleculares descritas en un paciente concreto, se podrán caracterizar todas las vías y redes involucradas en la tumorigénesis, generando información más específica y eficiente de tipos cancerígenos y dianas.

Cuánto más caracterizadas estén las redes oncogénicas y los nodos críticos del tumor, más fácil será entender qué pasos hacen falta para reorientar las vías de diversificación e identificar las mejores dianas terapéuticas.

PorElisabet Basco

La alta contaminación aumenta los ataques al corazón y los hace más graves.

Un estudio de la Vall d’Hebron, publicado en la revista científica International Journal of Cardiology, ha demostrado por primera vez que los días en que los niveles de contaminación atmosférica son más elevados en el área metropolitana de Barcelona se producen más infartos con elevación ST, más casos de fibrilación ventricular y más mortalidad por infarto. Son los datos concluyentes de una investigación llevada a cabo por expertos del CIBER de Enfermedades Cardiovasculares (Cibercv) y del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

De siempre, se han estudiado de manera exhaustiva el papel que juegan la hipertensión o el colesterol como factores de riesgo en las enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, este estudio se ha centrado en la influencia de la contaminación en personas que presentan factores de riesgo y se ha llegado a la conclusión de que los picos de contaminación podrían ser el detonante que aumenta la probabilidad de sufrir un infarto.

Jordi Bañeras, cardiólogo del Hospital Universitario Vall d’Hebron y autor principal del estudio, señala que durante años ha habido multitud de estudios de todo tipo que vinculan contaminación con la salud pero en esta ocasión se ha analizado un período muy concreto y una zona geográfica igualmente restringida, lo que permite que los resultados sean concluyente, “no hay errores” afirma. Se trata del primer estudio que demuestra que la contaminación participa en la mortalidad en las primeras 24 horas tras un infarto con elevación del ST y el primero que relaciona la contaminación con una mayor incidencia de fibrilación ventricular.

Metodología

Se incluyeron en el trabajo los datos de pacientes que sufrieron un infarto entre enero de 2010 y diciembre de 2011. Esto significa que se analizaron los casos de 4.141 pacientes que en ese período tuvieron un infarto con elevación ST, es decir, un fallo cardíaco que comporta la obstrucción total de la arteria coronaria y que exige una reacción inmediata. Son los más peligrosos y los de peor pronóstico. A la hora de elegir los casos, se analizaron “los que obligan a correr a urgencias, cuando el laboratorio de hemodinámica del centro hospitalario indica que hay que abrir la arteria inmediatamente”, comenta el doctor.

Desde 2010 es obligatorio informar de estos casos. Así que cuando se da uno de estos casos se activa un código en alguno de los 5 hospitales de referencia del Área Metropolitana: Vall d’Hebron, Hospital del Mar, Hospital Sant Pau, Can Ruti o Hospital de Bellvitge. Esto es conocido como Codi IAM (Código Infarto Agudo de Miocardio).

Para realizar la investigación, los expertos accedieron a los datos de este registro, que recoge datos de los pacientes que sufren un ataque de corazón en Cataluña.

Asimismo, se cruzaron estos datos con los registros meteorológicos y de contaminación atmosférica proporcionados por el Servei Meteorològic y el Servei de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat de Catalunya durante ese mismo periodo de tiempo.

Reducir un 7,67% las muertes por IAM

Jordi Bañeras recuerda que la contaminación “no es un factor de riesgo sino un desencadenante”. “No es un desencadenante muy potente, pero todo el mundo está expuesto a él, aunque el riesgo sea bajo el impacto es grande”.

Los datos de la polución del aire incluyeron la medida de sustancias como P 10 (sustancias menores de 10 micras de diámetro), PM 2,5 (menores de 2,5 micras de diámetro), óxido nítrico y plomo. La sustancia más directamente relacionada con los infartos es PM 2,5, emitida sobre todo por los tubos de escape de los motores diésel de los coches.

El autor principal del estudio asegura que fomentar “las políticas medioambientales que favorecen la reducción de la contaminación tendrían un impacto muy positivo en la salud del corazón de los ciudadanos”.

Este estudio llega justo cuando Barcelona está a punto de limitar el tráfico los días con picos de contaminación.

Hasta ahora se habían mejorado mucho los niveles de contaminación presionando a la industria pero Xavier Querol, profesor de investigación del CSIC afirma que “ya no hay otra opción que reducir el número de vehículos”. El Ayuntamiento de Barcelona ya ha instalado los señales que indican que calles de la ciudad se consideran zonas de bajas emisiones (ZBE), es decir, los tramos por los que no podrán circular los vehículos más contaminantes durante los episodios de más polución, como son por ejemplo: las rondas, la Meridiana, la Diagonal y diferentes entradas a Barcelona.

Si estas medidas consiguen reducir en 10µg/m3 las partículas en suspensión de menos de PM 2,5 permitiría evitar como mínimo cada año y solo en la ciudad de Barcelona 19 infartos de miocardio, reduciendo un 7,67% las muertes que se producen en las primeras 24 horas de un infarto con elevación del ST (como mínimo 5 muertes menos al año).

 

PorElisabet Basco