Papel de la microbiota intestinal en el tratamiento contra el cáncer

  • La microbiota intestinal está compuesta por bacterias comensales y otros microorganismos que viven en las barreras epiteliales. Estas bacterias influyen en diversas funciones fisiológicas como el mantenimiento de la homeostasis local, la regulación del metabolismo, la hematopoyesis, la inflamación, la inmunidad…
  • También se ha demostrado que la microbiota está implicada en la iniciación, progresión y diseminación del cáncer. Modula la respuesta a la terapia contra el cáncer y la susceptibilidad de padecer efectos secundarios.

Ha habido un gran progreso en el tratamiento contra el cáncer. Sin embargo, aún hay una proporción significativa de pacientes que no responden bien a los tratamientos. Los estudios clínicos sugieren que la composición de la microbiota regula la eficacia de los tratamientos anticancerígenos y que enfocarse en esto puede mejorar o reducir los efectos adversos.

Quimioterapia y microbiota

Los fármacos citotóxicos se clasifican según su mecanismo de acción. Muchos de ellos tienen efectos antitumorales debido a su efecto sobre la integridad del ADN y el proceso de división celular. La citotoxicidad puede afectar también a otros compartimentos como la mitocondria o la membrana celular. La quimioterapia no es específica y su uso está siempre asociado a una significante toxicidad en los tejidos que tienen un ratio de reemplazamiento celular alto.

Estos fármacos son extremadamente tóxicos, por lo que dañan la mucosa de la barrera intestinal permitiendo la entrada de bacterias activadoras de procesos inmunológicos como la inflamación. Gracias a diversos estudios, es posible pensar que la composición de la microbiota modula tanto los efectos tempranos citotóxicos como la respuesta inmune adaptativa, posiblemente por mecanismos distintos.

Radioterapia y microbiota

Muchos pacientes con cáncer también reciben radioterapia ionizante (RTX) que es genotóxico para las células tumorales y puede curar ciertos cánceres locales. Sin embargo, la radiación ionizante también afecta a células no irradiadas, efecto conocido como efecto bystander en células cercanas; la respuesta sistémica radio-adaptativa, incluyendo inflamación y otras reacciones inmunológicas; e inestabilidad genómica.

Lactobacillus rhamnosus GG

Puede proteger la mucosa intestinal de la toxicidad de la quimioterapia y la radioterapia. De hecho, los probióticos se han visto que son beneficiosos en la prevención de enteropatías causadas por radiación.

L. acidophilus, B. bifidum, Lactobacillus casei y Streptococcus spp.

Pueden tener un efecto protector contra la toxicidad intestinal producida por la radiación.

Inmunoterapia y microbiota

Los avances en inmunoterapia han demostrado una respuesta inmune en el paciente de larga duración. Sin embargo, aún tiene ciertas limitaciones debido a las variaciones de respuesta de los distintos pacientes y las diferentes susceptibilidades a los distintos tipos de tumores.

La alteración de la microbiota debido a tratamientos terapéuticos como pueden ser antibióticos, probióticos y prebióticos pueden servir para modular la respuesta a la inmunoterapia.

Estudios recientes han reportado la asociación de la microbiota intestinal con la regulación de la eficacia de terapias antitumorales anti-CTLA4 y anti-PDL1. La presencia de ciertas cepas estimula la respuesta terapéutica y previene posibles efectos adversos como la colitis. En bastantes pacientes con cáncer, la inmunidad antitumoral está inactiva o suprimida pero puede reactivarse liberando los frenos que los tumores usan para escapar de dicha inmunidad. La variación en el grado de sensibilidad y el fracaso en determinados cánceres sigue siendo una gran preocupación. Además, algunos inhibidores de los puntos de control pueden inducir efectos adversos.

Retos terapéuticos futuros

Cabe señalar que la mayoría de los estudios hechos en este campo de estudio se han desarrollado con ratones, por esto la traslación de los resultados encontrados a la clínica es un reto que debe abordarse.

La identificación de la composición de la microbiota más favorable a ciertas situaciones clínicas requerirá una extensa base de datos clínicos con un análisis profundo sobre la correlación de las diferentes especies de bacterias y las respuestas clínicas. Cuando se hayan establecido las composiciones favorables para cada condición clínica, el siguiente reto será averiguar cómo modificar la microbiota del paciente.

Debido a su gran resistencia y estabilidad frente a cambios, podremos utilizar la composición de la microbiota como biomarcadores, herramientas de diagnóstico con posibilidad de diana terapéutica. El último reto sería el descubrimiento de las especies o combinación de ellas que pudieran reducir la toxicidad sistémica y promover la terapia anticancerígena.

PorJudit Lloret