Psiquiatría

Hoy, primer jueves de Octubre se conmemora el Día Europeo de la Depresión. La OMS define la depresión como la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo.

Hoy, primer jueves de Octubre, se conmemora el Día Europeo de la Depresión (DED), con el objetivo de realizar un llamamiento sobre la necesidad de una mayor sensibilización y de promover los recursos necesarios para poder hacer frente a la importante carga asistencial que supone esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo.

Según las últimas estimaciones de la OMS, más de 300 millones de personas viven con depresión, un incremento de más del 18% entre 2005 y 2015. Es una de las enfermedades psíquicas más comunes en la actualidad. Una de cada cinco personas llegará a desarrollar un cuadro depresivo a lo largo de su vida.

Es un factor desencadenante de baja médica, jubilación anticipada o de pensión por invalidez, lo que conlleva una pérdida de productividad. Este padecimiento supone el 12% del total de las enfermedades entre los trabajadores de la UE.

Lundbeck, compañía farmacéutica fundada en 1915 con la misión de desarrollar de mejores tratamientos para las enfermedades del área de psiquiatría y la neurología, define la depresión como una enfermedad compleja del sistema nervioso central que se presenta en forma de episodios, impactando de manera negativa en la vida y la productividad del ser humano que la padece y de sus familiares.

De igual forma la define la Sociedad Española de Psiquiatría y Manuel Martín Carrasco (psiquiatra) quién elaboró un documento: “Depresión: cómo ayudarnos a nosotros mismos”, el cuál añade a la definición de depresión que “casi siempre se acompaña de ansiedad, ideas repetidas de tipo pesimista, sentimientos de culpa y minusvalía personal, así como también de síntomas somáticos, entre los que destacan el insomnio, la fatiga, las molestias gastrointestinales, la pérdida o exceso de apetito, y la disminución o ausencia del deseo sexual. Con frecuencia se produce un enlentecimiento mental y físico. Por lo tanto, más que una enfermedad psiquiátrica, podemos decir que la depresión es un trastorno de todo el organismo: afecta al estado de ánimo, al pensamiento y al comportamiento, a la forma de comer y dormir, a la manera de sentirse con uno mismo y de pensar”.

Como ocurre en la mayoría de las enfermedades, no existe una causa única: Hay más riesgo de padecerla si existen antecedentes familiares, lo que indica una cierta predisposición genética. Asimismo, existen factores externos como experiencias infantiles traumáticas (como las carencias afectivas), una pérdida importante, una enfermedad crónica, conflictos familiares o de pareja, problemas financieros, entre otros. En cualquier caso, ya actúen uno o más factores, el resultado final es la puesta en marcha de unos mecanismos patológicos en el sistema nervioso central, que condicionan ciertos cambios bioquímicos; en concreto, la disminución de la disponibilidad cerebral de unas sustancias denominadas neurotransmisores, como la serotonina y la noradrenalina.

Afortunadamente la depresión se puede prevenir y tratar. La mayoría de los episodios depresivos se curan con el tratamiento apropiado; este puede consistir en medidas de tipo farmacológico, psicoterapéutico y ambiental. El tratamiento farmacológico consiste en unos fármacos llamados antidepresivos, que restablecen el equilibrio de los neurotransmisores cerebrales. Existe un buen número de sustancias antidepresivas, y aunque alguna de ellas ha llegado a ser muy popular, es al médico al que corresponde la elección del fármaco y la dosis a utilizar.

En el caso de tratamientos no farmacológicos o psicoterapéuticos, la Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud (SEPCyS) recomienda en el caso de depresión terapias cognitivas conductuales, terapias dinámicas breves y terapias interpersonales. Los resultados de los tratamientos psicológicos suelen ser satisfactorios cuando se aplican como única terapia, aunque en algunos casos puede ser más eficaz la combinación de tratamientos psicológicos y farmacológicos. Es conveniente el trabajo en equipo para atender al objetivo común de solucionar los problemas de una persona y mejorar su calidad de vida.

La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto al miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas.

La concienciación social sobre el incremento de la carga asociada a la depresión se hace cada vez más patente, por lo que resulta fundamental disponer de una adecuada información sobre esta enfermedad.

PorElisabet Basco