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El Premio Nobel de Medicina 2017 es para los descubridores del “reloj interno del cuerpo”

Tres estadounidenses: Jeffrey C. Hall (Nueva York, 1945), Michael Rosbash (Kansas City, 1944) y Michael W. Young (Miami, 1949) han sido distinguidos este lunes con el Premio Nobel de Medicina 2017.

El proceso de elección es el mismo en todas las categorías: científicos, académicos y profesores universitarios presentan las candidaturas y los distintos comités Nobel establecen varias cribas para elegir al ganador o ganadores, hasta tres por premio. Los premios pueden quedar desiertos, algo que ya ha ocurrido en 49 ocasiones.

El Nobel de Medicina se concedió el año pasado al biólogo japonés Yoshinori Ohsumi por descubrir los mecanismos detrás de la autofagia celular, el proceso de degradación y reciclaje de componentes celulares y de gran importancia en muchos fenómenos fisiológicos.

Este año, la Asamblea Nobel del Institituto Karolinska de Estocolmo ha concedido el galardón a los “descubrimientos de los mecanismos moleculares que controlan el ritmo circadiano”. Con otras palabras, por investigar nuestro reloj biológico.

En un comunicado, la Asamblea ha dicho que “sus descubrimientos explican cómo las plantas, los animales y los seres humanos adaptan su ritmo biológico para que se sincronice con las revoluciones de la Tierra”.

El reloj biológico es el responsable de que nos dé sueño por la noche e influye en nuestro humor, estado de alerta e incluso en nuestro riesgo de sufrir un paro cardíaco. Sus investigaciones, por lo tanto, tienen “amplias implicaciones para nuestra salud y bienestar” tal y como explica la institución.

El experimento empezó en 1984 utilizando moscas de la fruta para aislar un gen que controla el ritmo biológico normal. Sus investigaciones mostraron que este gen codifica una proteína que se acumula en las células durante la noche y se degrada durante el día, según detalla el Instituto Karolinska de Estocolmo. Más tarde, identificaron más componentes de este reloj interno, que también funciona en las células de otros organismos multicelulares, como los seres humanos.

El síndrome de cambio rápido de zona horaria, o jet lag, es una muestra de la importancia de este reloj interno para el comportamiento, los niveles hormonales, el sueño y la temperatura corporal y el metabolismo.

En el momento de su descubrimiento, Hall y Rosbash trabajaban en la Universidad Brandeis, de Boston, y Young investigaba en la Universidad Rockefeller, en Nueva York.

PorElisabet Basco