Hábitos saludables

Las enfermedades cardiovasculares son prevenibles en más del 80% de los casos con una buena prevención

Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte (29.39%) para el conjunto de la población española, por delante del cáncer (26.36%). Según datos de la Federación Mundial del Corazón (WHF por sus siglas en inglés), son responsables de 17,5 millones de muertes prematuras y se estima que esta cifra ascenderá a 23 millones en el año 2030. Se consideran enfermedades cardiovasculares todas aquellas relacionadas con el corazón o los vasos sanguíneos (arterias y venas), es decir, todas las patologías que afecten al sistema cardiovascular, destacando especialmente la enfermedad coronaria, el infarto agudo de miocardio, la insuficiencia cardíaca, el accidente cardiovascular o ictus y la enfermedad vascular periférica.

En el Día Mundial del Corazón, desde Etal Pharma nos sumamos a los consejos que distintas entidades, sociedades y asociaciones de pacientes manifiestan sobre los hábitos de vida saludable y los estudios que acreditan que éstas son la principal forma de reducir el riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares.

En un artículo publicado en el blog de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Carlos Macaya Miguel, presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC) se menciona que la enfermedad cardiovascular es prevenible en más del 80% de los casos. “Investigar es necesario pero no deberíamos olvidar la prevención, la acción más efectiva”.
La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, con su documento “Prevenir el riesgo cardiovascular es prevenir las enfermedades cardiovasculares”, redactado en colaboración con Lilly Diabetes, Merck y Novartis señala la importancia de no esperar a un aviso e ir un paso por delante.
En la misma línea se manifiesta la “Societat Catalana de Cardiologia” que en colaboración con Astra Zeneca elaboró la “Guia de recomanacions per a la persona afectada de malaltia coronària” que da consejos a los pacientes que ya han sufrido una enfermedad coronaria y a pacientes que quieran evitar cualquier tipo de enfermedad cardiovascular manteniendo un excelente estado de salud.

A partir de las indicaciones de estas sociedades mencionadas y otras orientaciones de la Federación Mundial del Corazón o la FEC resumimos los principales hábitos saludables para cuidar a nuestro corazón y que, potencialmente, pueden reducir la prevalencia de la mortalidad relacionada con las enfermedades cardiovasculares:

  1. Alimentación equilibrada, la clave. Consumir preferiblemente alimentos frescos, procurar que si tomamos productos procesados tengan bajo contenido en grasas saturadas o hidrogenadas (trans) y azúcares o no los contengan. Sustituir los dulces por fruta fresca incluyendo en nuestra dieta cinco porciones de fruta y verduras diarias. En la dieta tampoco pueden faltar los cereales, pan, patatas, arroz y pasta. Aumentar el consumo de pescado y cocinar con aceite de oliva. Moderar el consumo de sal.
  2. Controlar el nivel de glucosa en sangre. Las enfermedades cardiovasculares son responsables del 80% de los fallecimientos en personas con diabetes según la Asociación Americana de Diabetes. Por eso es importante controlar el nivel de azúcar en sangre de forma que se pueda recibir tratamiento en caso de que el especialista diagnostique diabetes. Si esta patología no se diagnostica y trata a tiempo, aumenta el riesgo de las enfermedades cardíacas y cerebrovasculares.
  3. Controlar la presión arterial. La hipertensión se ha conocido desde siempre como la “asesina silenciosa” y es uno de los factores de riesgo cardiovascular más común. Su sobrenombre es debido a que es posible que no produzca ninguna señal de alerta a quien la padece, lo que la hace más peligrosa. De ahí que la importancia de controlar nuestra presión arterial con regularidad sea clave para descartar episodios que puedan desencadenar en eventos cardiovasculares.
  4. Mantener los niveles de colesterol dentro de los límites aconsejados. Los niveles elevados de colesterol se asocian a cuatro millones de muertes al año. Controlar los niveles con regularidad o seguir una dieta equilibrada ayudará a que no se formen placas de ateroma en las paredes de las arterias y a reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
  5. No fumar. No consumir drogas o sustancias de abuso. Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el tabaco provoca cerca de 50.000 muertes anuales en España. Y se considera el factor de riesgo cardiovascular más importante, ya que la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de población. Las posibilidades de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Dejar de fumar entre otras ventajas reduce la tasa de reinfarto y muerte súbita en un 20-50%. Tres años después de haber dejado el tabaco, el riesgo de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular del ex fumador es el mismo que de quien no haya fumado nunca.
  6. Tomar alcohol con moderación (uno o dos vasos de vino al día)
  7. Practicar ejercicio físico con regularidad. Intentar adaptar el deporte a su actividad diaria. Un artículo publicado por la Revista Española de Cardiología (REC) en Febrero de este año cifra en 54.000 millones de dólares al año el coste del sedentarismo a los sistemas sanitarios. El sedentarismo se asocia a una mayor morbimortalidad cardiovascular, pero también al aumento de los costes para los sistemas sanitarios. En este artículo el Dr. Carlos Escobar, presidente de la Sección de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), afirma que “ofrecer al paciente las mejores opciones de tratamiento y seguimiento, así como un abordaje integral de su patología son prioridades establecidas por los profesionales sanitarios en prevención secundaria, ya que permiten una optimización del tratamiento médico y la identificación a tiempo de cualquier posible descompensación”, quién además añade “los ámbitos de actuación para conseguir esta mejora consisten, por una parte, en cambiar los hábitos en el estilo de vida del paciente”.
PorElisabet Basco