La toma de antibióticos sin prescripción médica pone en riesgo la salud de todos. World Antibiotic Awareness Week

La introducción de antibióticos en la práctica clínica, tanto para uso humano como veterinario, ha permitido un tratamiento eficaz de la mayoría de los procesos infecciosos bacterianos de nuestro entorno.

No obstante, el desarrollo de las resistencias a los antibióticos y la escasez de tratamientos alternativos, constituyen en la actualidad uno de los mayores desafíos que afronta la medicina moderna. La resistencia a los antibióticos se considera ya uno de los problemas de salud pública más serios; se trata de una amenaza global que afecta tanto a la salud humana como a la veterinaria, así como a las actividades ganadera y agrícola, el medioambiente, el comercio y la economía mundial.

La aparición de resistencias es debido principalmente a:

  • Uso incorrecto de los antibióticos; las bacterias “aprenden” a resistir la acción de un antibiótico cuando entran en contacto con él, pero si en el momento del contacto, por diversos motivos, el antibiótico no las elimina por completo y sobreviven, se vuelven más resistentes a su efecto.
  • Las bacterias; tienen una gran capacidad de adaptación y se adecúan a agentes externos con mucha facilidad. Cuando consiguen hacerse resistentes a un antibiótico pueden “comunicarse” con otras bacterias del organismo y transmitirles esta resistencia.

Según el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos se estima que en España más de 4.000 muertes anuales son debidas a bacterias multiresistentes, cifras que alcanzan los 25.000 casos si nos referimos a toda la Unión Europea, con unos costes añadidos de aproximadamente 1.500 millones de euros por cuidados extra hospitalarios, cuidados médicos y pérdidas en la productividad.

La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva. Todos somos responsables de este fenómeno y, también, parte de la solución en la estrategia para impulsar el uso prudente de los antibióticos que garantice la eficacia de éstos en el futuro.

Atendiendo a la relevancia de este problema, se ha firmado recientemente un acuerdo global firmado por los 193 países miembros de la ONU para hacer frente a esta cuestión. Se ha creado en nuestro país un grupo coordinador de expertos, auspiciado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y coordinado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, para elaborar el “Plan estratégico y de acción para reducir el riesgo de selección y diseminación de resistencias a los antimicrobianos (2014-2018)”, constituido por las partes interesadas en este tema, entre los que se encuentra el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos. Este plan también es conocido como Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos (PRAN) y, desde que fue creado, ha trabajado en una serie de documentos vinculados a diferentes medidas, en cuya elaboración han colaborado todas las Comunidades Autónomas, más de 260 expertos, más de 70 Sociedades Científicas, así como representantes de 6 Ministerios (Sanidad, Agricultura, Educación, Economía, Interior y Defensa).

Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones en el ser humano y en los animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes. Cada vez es mayor el número de infecciones –por ejemplo, neumonía, tuberculosis y gonorrea- cuyo tratamiento se vuelve más difícil debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos.

La resistencia a los antibióticos hace que se incrementen los costos médicos, que se prolonguen las estancias hospitalarias y que aumente la mortalidad.

Es necesario que se cambie urgentemente la forma de prescribir y utilizar los antibióticos. Aunque se desarrollen nuevos medicamentos, si no se modifican los comportamientos actuales, la resistencia a los antibióticos seguirá representando una grave amenaza. Los cambios de comportamiento también deben incluir medidas destinadas a reducir la propagación de las infecciones, a través de la vacunación, el lavado de las manos, la seguridad de las relaciones sexuales y una buena higiene alimentaria.

Estas son algunas de las medidas que, como pacientes, podemos tomar para ayudar a que los antibióticos sigan siendo eficaces:

  • No utilizar nunca un antibiótico sin prescripción médica. Un antibiótico que te fue útil la última vez no tiene por qué serlo ahora, ya que la bacteria puede ser distinta aunque tengas síntomas parecidos. Es imprescindible que consultes siempre a tu médico antes de tomar antibióticos.
  • Cumple siempre con la duración y la dosis que te haya indicado tu médico. Si interrumpes el tratamiento antes de tiempo o la dosis no es la adecuada, habrá bacterias que tengan contacto con el antibiótico pero no serán eliminadas completamente. De esta forma, las bacterias que sobrevivan pueden volverse resistentes.
  • Emplear los antibióticos apropiados para cada tipo de bacteria. El uso innecesario de antibióticos de amplio espectro, es decir, eficaces frente a muchos tipos de bacterias, también es responsable de generar gran número de resistencias.
  • No utilizar antibióticos para luchar contra infecciones causadas por virus porque son completamente ineficaces. Usarlos para combatir, por ejemplo, una gripe, provocará que las bacterias presentes en tu cuerpo en ese momento tengan un contacto con el antibiótico, lo cual les permitirá hacerse resistentes.

Si quieres conocer más medidas de prevención y control de las resistencias a los antibióticos, visitando la página web de la Organización Mundial de la Salud encontrarás el detalle de las causas que pueden provocarla y qué precauciones hay que tomar para evitarlas.

PorElisabet Basco